Mi historia

Mientras redactaba las experiencias de mi pasado y mi evolución profesional para compartirlas en esta web, me detenía a reflexionar sobre cómo las vivencias personales y familiares no solo han guiado todas mis decisiones sino que también continúan moldeando mi carácter con el tiempo.

Mi familia va un poco así: tengo una madre, dos padres, y tres hermanos repartidos entre dos familias. Adicional a eso, he vivido en tres países, asistí a seis colegios diferentes durante la primaria, me he mudado de casa 23 veces, y he cambiado de profesión o industria más por curiosidad que por interés económico.

Detrás de estos números y decisiones se esconden innumerables historias que bien podrían llenar un libro. Me entretuve reuniendo vivencias cronológicamente para traspasarlos a relatos, desde mis primeras experiencias como niño hasta mi primer contacto con internet en el '97, y mi trayectoria laboral que comenzó cuando aprendí a crear sitios web.

Aquí voy.

• 1984: nací en Santiago de Chile, en el mes de noviembre; el segundo hijo de una familia que se formó en 1979.
• 1989 (~4 años): aparecen mis primeros recuerdos, las tardes en el patio de casa jugando a los cochecitos con mi hermano mayor (4 años de diferencia), el jardín infantil, bailar coreografías de “New Kids On The Block” en el sofá de casa, salir a la calle a jugar fútbol con otros niños. En resumen, era un niño con energía.
• 1990 (~5 años): las cosas no van bien en casa, mis padres se divorcian y, por consecuencia, nos separan también con mi hermano, cuya vida continuó junto a mi padre. Mi historia, en tanto, se sigue contando al lado de mi madre y su nueva pareja, quién se transformó en mi nuevo papá.
• 1991 (~6 años): nos mudamos momentáneamente a casa de unas tías, ingresé a la primaria y logré hacer algunos pocos amigos en el proceso. Mi padrastro, en busca de mejores oportunidades laborales para él y para mi madre, emprende un viaje por tierra hacia Venezuela, atravesando fronteras durante seis días desde el asiento de un autobús (vaya locura).
• 1992 (~7 años): tiempo después, mi madre consigue la firma de mi padre biológico para salir del país conmigo, y así nuestra historia continúa súbitamente en Venezuela, a casi 5 mil kilómetros de distancia, en una ciudad llamada Colonia Tovar, donde fuimos recibidos por unos familiares de mi padrastro.
• 1993 (~8 años): con la intención de establecernos en un lugar propio para vivir, mis padres deciden que nos mudemos a Puerto La Cruz, una ciudad en la costa noreste de Venezuela. Allí nació mi hermano, el tercer hijo de mi madre y el primero de mi padrastro. Curiosamente, ese mismo año y con solo un mes de diferencia, mi padre biológico y su pareja -quienes vivían en Valparaíso, Chile- también tienen una hija. En otras palabras, en sólo dos meses pasé de tener un hermano a tener tres (repartidos entre familias y países, pero hermanos de sangre igualmente).
• 1993 - 1996 (8~11 años): crecí muy apegado a los deportes y a las actividades físicas. Mis padres me inscribieron en natación, conocí el baloncesto y participaba de partidas callejeras de béisbol con otros niños del barrio. Coleccionaba tazos, cromos de álbumes, me gustaba ver “Los Caballeros del Zodíaco”, los “Power Rangers” y jugar con la Nintendo. En la primaria fui un buen alumno, siempre con notas sobresalientes y premiado por el colegio cada año, aunque no exento de alguna pelea en los recreos (me gusta pensar que estaba forjando carácter, no sólo buenas calificaciones).
• 1996 (~11 años): la situación económica y laboral cambió drásticamente en mi familia y mis padres deciden regresar a Chile. Tocaba dejar atrás la vida que estábamos forjando en Venezuela y empezar de nuevo en la tierra natal. Esta vez no regresamos solos, nos acompañaba mi hermanito que ya tenía 3 años.
• 1997 (~12 años): gracias a un primo que tenía computador en su casa, tuve mi primer encuentro con Internet. Recuerdo que la experiencia de navegar en un sitio web literalmente me voló la cabeza. Ese mismo año, también descubrí el tenis, un deporte del que me enamoré por completo. Desde entonces, tanto un computador como una raqueta se convirtieron en mis grandes obsesiones.
• 1998 (~13 años): la vida familiar y económica se comenzó a estabilizar, ingresé a un nuevo colegio (el sexto en mi historia escolar), mis padres compraron nuestro primer PC para usar en casa, comencé a forjar nuevas amistades, di mi primer beso jugando a la botella (Margarita... ¿que será de ella?) y tuve mis primeros reencuentros con mi otro lado familiar, quienes continuaban viviendo en Valparaíso, a poco menos de dos horas de trayecto desde Santiago de Chile.
• 1999 (~14 años): un compañero de colegio –y hasta el día de hoy un excelente amigo que aún conservo- me enseñó a hacer sitios web usando FrontPage. Ese día marcó el inicio de mi carrera laboral (él no lo sabía, ni yo tampoco, pero así sucedió).
• 2000 (~15 años): fusioné mi pasión por el tenis con esta nueva habilidad, y fue así como lancé mi primer sitio web: un portal de noticias y resultados de tenis profesional que tiempo después acabó siendo mencionado en una reconocida revista deportiva de alcance nacional (un compañero de tenis compró la revista aquél día y me llamó para contarme, de otro modo quizás nunca me hubiese enterado). Este año también tuve mi primer cliente haciendo sitios web gracias a mi hermano mayor (19) que me recomendó con la empresa donde él trabajaba.
• 2000 - 2002 (15~17 años): mis últimos años de adolescencia estuvieron marcados por recuerdos de secundaria con calificaciones bajas (pero suficientes para dejar tiempo para ser un adolescente), torneos de tenis donde siempre perdía, el interés por seguir aprendiendo más de desarrollo web, el gusto por los videojuegos, chatear hasta tarde por internet, mi primer teléfono móvil (un Sony Ericsson T10) y mis primeras borracheras con alcohol barato. Hice amigos y enemigos, tuve amores y desamores, participé en festivales de talento sin tener talento, bailaba coreografías de NSYNC frente al colegio, escuchaba bandas de nu metal, fui a mi primer concierto masivo y descubrí el placer por el humor gringo a través de series como Friends, Seinfeld, Scrubs y Will & Grace.
• 2003 - 2004 (18~19 años): llegó la edad de adulto y yo sin saber que estudiar (mi vida era sitios web y tenis, no necesitaba más). Siguiendo la elección de un buen amigo, y gracias al esfuerzo de mis padres, decidí estudiar Comunicación Multimedia, una desconocida carrera con enfoque en el uso de herramientas digitales. Aprendí conceptos básicos de programación, web, diseño gráfico, fotografía, edición de video, sonido y 3D; además de participar del equipo universitario de tenis, donde clasificamos a un torneo a nivel nacional. Al cabo de dos años, decidí dejar la universidad y obtener solamente el título técnico. Un ordenador con internet era todo lo que necesitaba para continuar con mi crecimiento. En el plano personal, mi padre biológico junto a su familia, incluyendo mi hermano mayor (22) y mi hermana (10), se mudan a Barcelona, en España, en busca de mejores oportunidades laborales. Desde entonces la comunicación fue escasa y poco a poco se perdió nuevamente la conexión con ese otro lado familiar.
• 2004 (~19 años): tras mi breve paso universitario, necesitaba enfrentarme por primera vez al mercado laboral y realizar mi práctica laboral para conseguir mi título técnico. Gracias a un tío, conseguí un puesto de becario en ENAP desarrollando presentaciones interactivas para el Área de RRPP y Comunicaciones. Sin embargo, al cabo de un mes lo abandoné debido a mi poca tolerancia a los jefes con malos tratos. Finalmente acabé mi práctica en una empresa de poca relevancia que conseguí por mi cuenta.
• 2005 - 2007 (20~22 años): trabajé para i2B Technologies, una emergente empresa de servicios de tecnología. Estuve a cargo de la curación del contenido web para el portal de descuentos y promociones de Entel, una de las empresas de telecomunicaciones más importantes del país. Al cabo de unos meses renuncié, ya que la rutina de oficina me mataba y mi poca tolerancia a los jefes prepotentes se hizo presente nuevamente. Sin embargo, tras un nuevo ofrecimiento, me volvieron a contratar pocos meses después. Esta vez, alejado de jefaturas, trabajé como recurso externo en las oficinas de Entel desarrollando réplicas de funcionamiento de teléfonos móviles, utilizando Adobe Flash, para uso en pantalla por ejecutivos del Servicio al Cliente.
• 2007 (~22 años): tras una oferta de trabajo que recibió mi padrastro, mi familia decide mudarse a Calama, en el norte de Chile. A pesar del ofrecimiento para mudarme con ellos, mi vida ya estaba sucediendo en Santiago por lo que decidí quedarme. Era mi primera vez lejos de mi núcleo familiar y, principalmente, de mi hermano menor (13) con quién nunca nos habíamos separado previamente. A los pocos meses de iniciar mi vida más independiente, el destino me cruzó, justo afuera de mi casa, con un perro callejero que llevaba una pelota de tenis en su hocico (¿casualidad? quiero pensar que no). Recuerdo que se acercó a mí, dejó la pelota frente a mis pies y tras jugar sólo un par de veces, me enamoré perdidamente de él. Lo adopté, lo nombré “Pulito” y desde entonces -y durante los siguientes 10 años- formó parte de mi vida.
• 2008 (~23 años): dejé de luchar contra los horarios de oficina, las malas jefaturas (incluyendo mi poca tolerancia con ellas) y los largos traslados en bus y metro para llegar al trabajo. La rutina de hacer lo mismo siempre ha sido mi peor enemigo, por lo que finalmente renuncié a i2B y, por lo tanto, al trabajo externo que realizaba en Entel. No tenía un plan, sólo tenía conocimientos y la esperanza de que una vida como freelance sería posible. No pasó mucho tiempo para darme cuenta que con eso no sería suficiente. Estuve varios meses sin ingresos, consiguiendo ocasionales proyectos de bajo presupuesto, con las deudas aumentando, hasta que un día suena mi teléfono: “Leo, ¿cómo estás? Soy [Jefe de Área Comunicación y Soporte PEC], de Entel. Necesitamos hacer un proyecto para una plataforma e-learning y queremos hacerlo directamente contigo”. Cuando colgué esa llamada, me sentí como Will Smith en aquella escena de “En Busca De La Felicidad”.
• 2009 - 2010 (24~25 años): ya tenía un cliente, y uno importante, pero no tenía empresa ni me interesaban los temas administrativos (que aburrimiento), por lo que me asocié con una persona que me ofreció el 50% de su inactiva empresa para facturar los servicios para Entel y, de paso, conseguir nuevos proyectos. Tuvimos una buena racha al inicio, pero la falta de visión, mi inexperiencia a cargo de una empresa y la mala administración financiera nos echó abajo toda proyección. Acabé más endeudado de lo que estaba antes, pero al menos seguía sumando experiencia.
• 2010 - 2012 (25~27 años): regresé a mi segundo intento como freelance, esta vez con una red de contactos más amplia y algo más de experiencia. Continué realizando algunos trabajos para Entel, además de participar en el desarrollo de diversos proyectos digitales para empresas como LG, Inmobiliaria Imagina, Gimnasios Energy, entre otros. En paralelo, junto a un bello grupo de personas, desarrollamos un portal web con contenido de videojuegos llamado Glitch.cl. No ganábamos un duro con ese sitio, pero fuimos felices contribuyendo al buen contenido gamer. A raíz de ese proyecto, estuvimos presentes con un stand en eventos como “WCG Chile 2011” y “FestiGame 2012”, además de ser el medio oficial de las primeras visitas oficiales a Chile de Yasuhiro Fukushima (fundador de Enix, actualmente Square Enix) y de Tommy Tallarico (compositor musical, creador de Video Games Live). Buenos tiempos.
• 2013 (~28 años): tras un par de años incursionando en el mundo de los videojuegos, me ofrecieron la posibilidad de formar parte del Área de Contenidos de FestiGame, un evento gamer masivo en Chile, que se preparaba para realizar su segunda versión. Entre mis primeras acciones para el evento, desarrollé y organicé los torneos de FIFA y PES, además de liderar las actividades del escenario secundario.
• 2014 - 2015 (29~30 años): mi carrera como desarrollador web y multimedia llegaba a su fin. Mi cabeza ya no estaba ahí. Quería seguir descubriendo más de la industria de videojuegos a pesar del costo económico que eso implicaba (ganaba más como freelance, pero el corazón manda). Rechacé proyectos y ofrecimientos para dedicarme a FestiGame, esta vez bajo el puesto de Jefe de Contenidos. Mi vida giraba en torno a ver contenido gamer, analizar tendencias, estudiar audiencias, y generar presentaciones. Coordiné el desarrollo de áreas de juego, actividades temáticas del evento, su programación completa y la gestión de competencias previas al evento. Aprendí a relacionarme a nivel comercial con importantes empresas de la industria (PlayStation, Nintendo, Xbox, entre otras); viajé a Bogotá para coordinar el contenido para “FestiGame Colombia 2014”, la primera versión internacional del evento, y fui precursor de la presencia de la reconocida cosplayer Jessica Nigri el 2015. Adicionalmente, colaboré en la producción de eventos como “ExpoNauta" y "ExpoEnlaces" para el Ministerio de Educación de Chile.
• 2016 - 2019 (31~34 años): FestiGame creció, cambió de venue (uno mucho más amplio), y a inicios del 2016 me ofrecieron el puesto de Director de Contenidos, traspasando así la total responsabilidad de todas las actividades del evento y recursos asociados para su realización. Colaboré estrechamente con el área comercial y de producción para crear experiencias de marca para empresas como Coca-Cola Company, Movistar, Samsung, Cola Cao, Duracell, Chevrolet, SP Digital, entre muchas otras. Facilité la incorporación de nuevas marcas al evento, como la primera presencia oficial de Twitch con un stand en un evento en Latinoamérica y la primera actividad multijugador presencial de Fortnite en Chile con 100 computadores conectados simultáneamente. Asistí a reuniones estratégicas en eventos como “E3” en Los Ángeles, EE.UU., donde además presencié showcases de importantes compañías de la industria y negocié la presencia de figuras internacionales como Ed Boon, Yoshinori Ono, “Fatal1ty”, entre otros. Adicionalmente, el 2018, produje el contenido para "Gamertón by FestiGame" (junto a Fundación Teletón y Canal La Red), un exitoso evento de cultura pop dentro de la programación de “Teletón 2018”, el cuál fue uno de los segmentos más vistos durante toda la transmisión televisiva.
• 2019 (~34 años): a inicios de este año recuerdo despertar muchas veces con la necesidad de hacer cambios en mi vida. No estaba a gusto. Llevaba cuatro años viviendo en el mismo departamento (algo inusual para mi constante vida nómada), seis años con la misma rutina de trabajo, y desgastado emocionalmente por varias situaciones personales. En abril de ese año compré pasajes para viajar -en noviembre- a Barcelona y visitar por primera vez, en 16 años, a mi otra familia. Previo a este viaje, en julio, anuncié mi retiro de FestiGame, siendo aquella versión del 2019 la última en la que participé. Nuevamente no tenía un plan cuando tomé la decisión, fue una corazonada. A partir de entonces comencé a preparar el nacimiento de una agencia dedicada a generar experiencias de marca con foco en cultura gaming. Un estallido social ocurrido en octubre puso en pausa los avances. Llegó noviembre, viajé a Barcelona en compañía de mi hermano menor, me reconecte con mi otro lado familiar (principalmente con todos mis hermanos) y durante esa visita que duró un mes, decidí mudarme a España para comenzar otro capítulo más en mi vida. Regresé de ese viaje sabiendo que la decisión estaba tomada (las sensaciones que tuve a inicios de año se hicieron realidad).
• 2020 (~35 años): llegué a España a fines de febrero con una maleta, con mil euros, sin trabajo, sin redes de contacto, sin pensar mucho; simplemente llegué. Mi hermano mayor y su marido me ofrecieron una habitación en su casa en Palamós -un pueblo costero a poco más de una hora de distancia de Barcelona-, y desde ahí comencé. Dos semanas después de llegar: “¡Pandemia! ¡Coronavirus! ¡Pánico! ¡Estado de Alarma! ¡Cuarentena! ¡Mascarillas!” (vaya bienvenida). A medida que el Covid-19 hacía de las suyas durante un encierro que duró más de tres meses, me dediqué a ayudar a mi hermano y mi cuñado a preparar el lanzamiento de su rostisseria mientras buscaba modos para generar ingresos. Ayudé a mi padre biológico a cerrar trabajos de reformas en algunos pisos en Barcelona y también ofrecí servicios de marketing digital a pequeñas empresas, entre ellos un centro de estética en Barcelona y un intercambio de servicios que realicé con un coworking en Palamós. Con un poco de dinero a mi favor dejé Palamós en diciembre y decidí mudarme a la ciudad, a Barcelona. Esta decisión, además, me daba la posibilidad de compartir más tiempo con mi hermana (aquella que dejé de ver cuando ella sólo tenía 10 años).
• 2021 (~36 años): desde una habitación en el barrio de Gràcia comencé a experimentar -cada vez con menos restricciones de pandemia- mis primeras experiencias culturales catalanas, a generar (otra vez) nuevas amistades y a tener ocasionales escapadas a conocer nuevos sectores de la ciudad. Seis meses después me mudé a otra habitación en el barrio El Clot. En lo laboral, y tras un tiempo participando en algunos proyectos remotos relacionados a videojuegos y esports, llegó a mi un proyecto que estaré por siempre agradecido ya que me permitió explorar una nueva industria y un deporte que me parece alucinante: las Artes Marciales Mixtas (MMA). Desde septiembre de ese año estuve a cargo de la comunicación y contenido para las redes sociales de LUX Fight League, una liga profesional de MMA en México. Me despertaba y me dormía viendo peleas de aquella liga, de UFC y de muchas otras; quería aprender de cada detalle y absorber referencias para luego aplicarlas hacia la liga. En ese proceso, generamos nuevo contenido en coordinación con equipos de arte, equipos técnicos y de producción, talentos en cámara, editores, fotógrafos y staff de social media; desarrollé y mantuve actualizada una base de datos de todas las peleas de la liga; y también generé relaciones por videollamada 1:1 con muchos de sus peleadores, pudiendo conocer a fondo sus historias personales, siendo esta una de las experiencias que más valoro.
• 2022 (~37 años): durante mi etapa con LUX Fight League no sólo aprendí más sobre MMA y deportes de contacto (el simple hecho de trabajar relacionado a los deportes ya es algo que me fascina), sino que también me permitió tener un contacto diario y constante con las redes sociales, comprender mejor su lenguaje, conectar a través del contenido creativo, las diferencias que genera un buen copy, subirse a tiempo a trendings y cuidar los detalles para promover contenido con potencial viral. Generé cambios en sus visuales, colaboré en el arte de sus posters y en la narrativa para sus eventos, además de involucrarme en las acciones de marketing de la liga y conferencias de prensa in-situ. Junto al equipo de social media logramos millones de reproducciones en variados reels, y desarrollamos contenido durante la realización de todos sus eventos en vivo, cubriendo así el resultado de sus combates en diversas redes y formatos simultáneamente.
• 2023 (~38 años): a inicios de ese año ese fuego se apagó. Con el paso del tiempo, el desgaste de ser el único de todo el equipo que trabajaba remoto, y que vive a ocho horas de diferencia, se hizo notar (tengo pasión por lo que hago, pero también necesito dormir). Anuncié mi renuncia al presidente de la liga y, ese mismo día, tras un email con un empresario que conocí brevemente meses antes, comenzó mi transición hacia una nueva industria, la industria iGaming (casinos y apuestas en línea), principalmente enfocándome en la comunicación corporativa para proyectos y servicios. En coordinación con equipos de trabajo, comencé a desarrollar mis primeras acciones de comunicación para un proyecto de casinos en realidad virtual, además de colaborar en alguna de sus acciones de marketing, presencia en eventos corporativos y presentaciones para speakers. En el proceso, sigo absorbiendo más conocimientos de esta industria y el ecosistema de servicios y proveedores que la rodean.
• 2024 (~39 años): (en desarrollo)